Cómo te decía, Cien veces en un comentario la semana pasada, las minúsculas nunca se llevan tajada. Ahí justamente es donde reside su minusculez y la imposibilidad de salirse de ella.
Cuando una mayúscula se presenta a cualquier puesto o actividad, calcula cuáles pueden ser sus beneficios y cuáles los costes. Evalúa perfectamente la situación y decide con ello si va a continuar o no.
Las minúsculas no tienen la capacidad de hacer tales cálculos. Ellas ofrecen sus cuerpecitos para escribir en una u otra causa, ya se trate de minúsculas callejeras, de vírgulas abandonadas, o de la igualdad de derechos entre minúsculas y mayúsculas. Ni se les pasa por la cabeza que pudiera llevarse una beneficios con esto. Sólo piensan que nacieron para escribir y se sienten afortunadas de poder elegir el texto en el que escriben.
Así de simplonas son ellas, pobrecitas.