Uno de los requisitos para ser mayúscula es saber escandalizarse con los asuntos apropiados y no ante cualquier hecho que a una se le ocurra de pronto.
Si, por poner un ejemplo, un día estalla una guerra, las minúsculas se escandalizarán desde un primer momento, les parecerá una salvajada y una brutalidad, pensarán que si las pobres gentes, que si qué sé yo. Así de exageradas andan las pobres por la vida.
Una mayúscula, en cambio, actuará con la seriedad pertinente, se apenará, pero no llegará a escandalizarse, pues sabe que las guerras tienen sus reglas y es de esperar que éstas se cumplan. Mientras la guerra sea correcta, no hay razón para alterarse. Donde una minúscula se precipita en señalar como "crimen de guerra" cualquier muerte (cualquiera, sin distinción, las muy tontas), la mayúscula sabe que sólo algunas de esas muertes son reprochables y no se escandalizará tan a la ligera y así seguirá mientras no haya indicios de lo contrario. Porque la guerra en sí, mientras se cumplan las reglas, no es ningún abuso, como todos sabemos.
Pero las minúsculas no conocen la templanza. De ahí que no sea recomendable dejarse dirigir por minúsculas, de ahí que no se les permita encabezar frases jamás. ¿A dónde llegaríamos a parar con semejante ligereza para escandalizarse, con semejante incapacidad de comprender la diferencia entre lo reglamentario y lo abusivo?