Las vírgulas*, esos pequeños signos que nos podemos encontrar en cualquier parte del texto, están escritas
con la misma tinta que las mayúsculas o las minúsculas. La mayoría de las vírgulas son cariñosas y obedientes. Nacen pequeñitas y luego crecen, esto es un dato muy importante que muchos parecen desconocer.
Ya se sabe que las minúsculas son muy aficionadas a las vírgulas, pero también las mayúsculas se aficionan a ellas ocasionalmente. De octubre a junio, para ser exactos. Cuando una de sus criaturas tiene un disgusto, o cuando hay que distraerla, o en Navidad u otra ocasión especial, mientras suceda en uno de los meses comprendidos entre octubre y junio, las mayúsculas suelen recurrir a las vírgulas para solventar lo que haya que solventar, siendo el resultado muy efectivo siempre.
Con el mes de junio, las vacaciones y la excusa de
la crisis, las minúsculas se ven desbordadas por tanta vírgula cariñosa (y asustada) que encuentra cada dos espacios y a la que quisiera adoptar y llevar a su palabra. Pero ¿cuántas vírgulas caben en una palabra?
Llegadas a este punto, las minúsculas se ponen tan tristes que ya ni dibujan para su blog.
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vease imagen en cabecera; véase aquí la realidad en la que se basa este post