Las minúsculas, en cambio, jamás logran decidirse por uno de los bandos: han oído aquello de ser "políticamente correctas" y con su ya consabida simpleza, toman la expresión literalmente. A las bobas no se les ocurre otra cosa más que esperar a que uno de los bandos haga las cosas correctamente, para así poder decantarse.
He aquí otra de las muchas razones por las que las minúsculas son y serán siempre minúsculas.